Iniciado ya el nuevo año, van a cumplirse 120 de una reacción enérgica de las navarras y navarros para defender lo propio, realizada con sentido cívico y de modo pacífico, en un momento tan difícil como el que vivimos ahora, y que ha pasado a la historia como la Gamazada.

Juan Pedro Urabaien, miembro de Zabaltzen (asociación integrada en Geroa Bai)

Iniciado ya el nuevo año, van a cumplirse 120 de una reacción enérgica de las navarras y navarros para defender lo propio, realizada con sentido cívico y de modo pacífico, en un momento tan difícil como el que vivimos ahora, y que ha pasado a la historia como la Gamazada.

A estas alturas del desarrollo de la crisis, ya resulta del todo evidente que se está aprovechando ésta para llevar a cabo un proceso recentralizador. No tenemos más que ver cómo la presidenta de la Diputación y sus consejeros alegan un día sí y otro también que los recortes que semanalmente impone Rajoy son de obligado cumplimiento aquí.

Una y otros se encuentran muy alejados de la actitud de los representantes forales de 1893, que sí que demostraron que defendían nuestro régimen foral. Por ahora les está valiendo, pues todavía manejan los hilos del gobierno y cuentan con el apoyo de influyentes poderes fácticos encarnados por ese grupito de 100 personas que se ha dado en llamar la élite del poder en Navarra.

Aunque a lo largo del año pasado han sido muchos miles las y los ciudadanos movilizados en contra de dichos recortes en sanidad, educación, bienestar social o derechos laborales, queda todavía un número importante por movilizar.

El incipiente trabajo en común de la oposición en el Parlamento, que empieza a demostrar que es posible construir una alternativa de cambio al gobierno minoritario que lleva en el poder desde hace más de 20 años, va tomando forma en torno a esa defensa del autogobierno, y por lo tanto del bienestar, para la ciudadanía.

En el período que reste hasta las elecciones anticipadas, es preciso que se fortalezca el proyecto de gobierno de cambio, que restaure el estado de bienestar y la convivencia tan deteriorados desde el poder. Para que ese gobierno plural de cambio llegue a cristalizar, reflejando la mayoría que desde hace décadas tiene en el parlamento, y aplique su programa de progreso durante varias legislaturas, es preciso que amplíe desde ya el espectro de apoyos, basados en la esperanza en una vida mejor para la inmensa mayoría.

Habrá que remover para ello bastantes clichés instalados en la mentalidad de una parte importante de la ciudadanía que hasta ahora ha apoyado el régimen existente. Por un lado el cliché de la defensa de Navarra que supuestamente ejercía ese régimen, y que desmienten totalmente los hechos, pues ya nadie ignora que la diputación tenía una caja de ahorros solvente y ahora ya no tiene nada, o que los miembros de la misma nos han endeudado por generaciones hasta las cejas, con proyectos faraónicos muchas veces inútiles y meramente ostentosos, mientras se llevaban sustanciosas dietas opacas.

También tendrá que caer para muchos el cliché que durante décadas ha separado lo navarro de lo vasco, volviéndose a restaurar aquella expresión tan común de lo vasconavarro, en lo cultural, lingüístico, deportivo, profesional, económico y hasta político. Quienes han ejercido la violencia por motivos políticos y quienes se han aprovechado de ella para sustentar su régimen están ya mascando su mutuo fracaso, pero buena parte de la ciudadanía tantos años afín a unos y a otros tiene que descubrir que es posible la reconciliación y la convivencia, y que es más lo que nos une a las navarras y navarros que lo que nos separa.

Ahora hace 10 años que la Diputación conmemoró el centenario del monumento a los fueros, en la página web que habilitó para consultar el libro de honor de los navarros, y de la que no se ha vuelto a saber nada, los 12.500 visitantes de la exposición pudimos consultar los nombres de nuestros antepasados que en 1893 completaron la larga lista de 107.040 firmantes de la Protesta foral contra el proyecto de ley de presupuestos elaborado por Gamazo.

Yo encontré a varios antepasados que me ayudó a identificar mi madre, entre ellos a su tío Battitta Mihura y a su abuelo Ramón Mascotena, ambos de Urdax, y por parte de mi padre, a mi abuela Victoriana Ros y a mi tio abuelo Juan Urabayen, de Lezáun. Citando estos nombres, además de rendirles tributo, animo a los lectores a que busquen también a sus antepasados y empaticen con ellos (https://www.euskomedia.org/protestaforal?idi=en) y después se respondan a la pregunta que encabeza este artículo. Si entonces ellas y ellos consiguieron el objetivo, guk zergatik ez?

 

Juan Pedro Urabayen Mihura

Licenciado en Historia

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