Por Praxku*, miembro de ZABALTZEN, Asociación integrada en GEROA BAI.

Me causa cierto rubor confesar que el pasado sábado 2 de agosto leí con atención el artículo «Para cambiar España y Navarra» de Santos Cerdán, secretario de Organización del PSN. Porque la experiencia acumulada no alienta en absoluto a interesarse por nada de lo que un partido de tan gastada credibilidad pueda prometer.
La aportación del dirigente milagrés es un voluntarista intento de positivizar el significado del Congreso Extraordinario del PSOE y de remarcar la importancia de la inclusión en la nueva ejecutiva de Roberto Jiménez. Anuncian que a partir de ahora, y como enseñanza de la frustración de la moción de censura contra la presidenta Barcina,el PSN va a tener autonomía en las decisiones propias de su comunidad. Que las decisiones serán compartidas.
Cerdán con Jiménez
Cerdán con Jiménez
Todo parece indicar que asistimos a un cambio cosmético en el conjunto del PSOE ante la evidencia del hartazgo de buena parte de su base social por la mala utilización que ha hecho del caudal de confianza que en tantas ocasiones recibió. Porque su sumisión al poder económico acaba teniendo un precio. Que eso de preocuparse.exclusivamente por recibir el voto para luego ellos acumular cargos, desde los que repartir prebendas y favores políticos, y acabar su carrera sentados en los consejos de administración de las grandes corporaciones, no lo van a poder seguir haciendo con la vista gorda de su electorado. Que la posesión de una marca histórica no es una garantía vitalicia. Pero se trata de un cambio ornamental, en definitiva. Un moderado cambio de discurso, sustitución de algunas caras, detrás de las cuales permanece el mismo equipo, cuya primera inquietud es subsistir como funcionarios de la política.
En Navarra, seguramente no van a cambiar siquiera las caras. Porque hasta donde se les conoce, todas las que pueden aparecer están implicadas en la gestión anterior y en la entrega incondicional del poder a la derecha. Incluso para deshacer lo que en alguna ocasión llegaron a pactar con el resto de la izquierda, como en su día ocurrió en el ayuntamiento de Barañain.
Pero, a pesar de todo, resulta obligado resaltar un cambio de lenguaje en este artículo de Santos Cerdán. Sobre todo, si lo vemos en perspectiva arrancando desde tiempo atrás, desde el arrogante discurso de la «casa común«, a la que nos convocaban a través de la represión ideológica que practicaban valiéndose del atosigante poder mediático que llegaron a acumular. Ahora en un lenguaje desacostumbrado, piden que «se les reconozca en el espacio social de la izquierda”, lo que resulta una confesión expresa de que su inquietud actual es reconquistar la legitimidad como porción, no como la práctica totalidad que alardeaban representar. ¿Viraje hacia una postura más modesta y realista? Cuesta atribuirlo a quien lleva tanto tiempo distanciado de la realidad social.
[box type=»alert» size=»large» style=»rounded»]En el texto del artículo se incluye un ofrecimiento para ser“herramienta para el cambio ciudadano en Navarra”. Obsérvese que ya no se habla de «liderar», vocablo referencial de ese tedioso lenguaje prepotente que ellos formularon y que desafortunadamente acabó por crear escuela también en ámbitos ideológicos distantes. Pero a quien ofrece una herramienta para la ingente tarea de desmontar el andamiaje del régimen de Navarra, por muchas dudas que su voluntad nos suscite, ¿qué otra respuesta le podemos dar que bienvenidas sean todas las herramientas?[/box] Mucho tiene que ver, sin duda, con este cambio de lenguaje, las previsiones electorales de las que disponen, y que les podrían situar como quinta fuerza en la comunidad para las elecciones de mayo, con unas más que remotas posibilidades de liderar nada. Forzando el optimismo se podría pensar que quizás se van dado cuenta de que la grandilocuencia ya no da votos. Que su crisis electoral es más profunda que lo que han querido ver. Que buena parte del electorado se cuestiona la globalidad del juego político al uso, que ha aumentado su capacidad crítica, que ya no está exclusivamente  «a ver qué le soluciona» el partido o el gobierno de turno, que quiere seguir al día la gestión de su voto y controlar el comportamiento de los representantes elegidos.
Lo que de momento no dice Cerdán es que para que se pueda tener en cuenta lo que dicen ofrecer, les falta proponer la articulación de fórmulas de colaboración con el resto de las izquierdas, de un clima de acercamiento hacia un proyecto de cambio compartido, del que bueno sería ir hablando cuanto antes. De la constitución de foros sociales de debate abiertos a todas las corrientes políticas de izquierdas. Justo lo mismo de lo que yo les quise hablar en la charla que dio Roberto Jiménez el 31 de enero en Carcastillo, encontrándome con una respuesta airada y hostil por demás del interpelado.
Les falta también, a ellos que han creído ocupar la centralidad del mapa político, un serio replanteamiento de toda su estrategia, de su visión reduccionista y clientelista de la realidad socio-cultural de Navarra. Y les faltaría acabar por interiorizar que la preocupación fundamental de un partido de izquierdas no debería de ser nunca la de presidir o liderar el bloque alternativo a crear, sino fortalecerlo y cohesionarlo, crear confianza entre sus componentes y en sus bases sociales. Eso es lo que de verdad quiere la gente de izquierdas.. Pero esa ya es una advertencia que debería de servir no solo para el PSN, sino para todos los agentes políticos progresistas.. La de la necesidad imperiosa de una concepción de la  política como servicio a la ciudadanía, y no como medio de servirse y menos de beneficiarse nadie. De priorizar el movimiento frente al rédito. De tomar el camino opuesto al que ha conducido a la política al agujero del desprestigio social.

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