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Intervención de Mikel Asiáin (Geroa Bai) ante Moción de I-E

En nuestro programa electoral para las elecciones de hace un año, recogíamos en el ámbito de Desarrollo Económico un punto, el primero precisamente, que decía textualmente:

BANCA PÚBLICA, repito, primer punto,

“Creación de una institución financiera de capital mayoritariamente público y con licencia bancaria. Su actividad se dirigirá preferentemente a cubrir carencias de financiación de las pymes, apoyar el emprendimiento, la innovación y la internacionalización, financiar proyectos de infraestructuras y equipamientos públicos de especial relevancia para Navarra, apoyar políticas públicas como la de vivienda social y el apoyo y asesoramiento de las administraciones públicas locales. Gestionará también los recursos financieros provenientes de instituciones europeas como el BEI.” 

Y es público que en el Acuerdo Programático para la Legislatura se registraron dos desacuerdos en torno a esta cuestión: GEROA BAI por no estar de acuerdo con una banca pública minorista; e I-E no aceptó el “Estudio de la puesta en marcha de un instrumento financiero público, arraigado en el territorio, cercano a la sociedad y empresas, y comprometido con el desarrollo de la Comunidad Foral”.

Comparto, no obstante, sus palabras de la exposición de motivos en torno a la CAN y, especialmente, de que se trataba de una entidad de interés público controlada por el Gobierno de Navarra, y de un instrumento esencial de financiación crediticia en nuestra Comunidad.

Y en tal sentido queremos recordar que Geroa Bai trabajó intensamente en la Comisión de Investigación sobre la desaparición de Caja Navarra y es consciente como la que más de la pérdida que supuso. De hecho, Navarra es la única Comunidad de su entorno geográfico en perder su Caja a diferencia de la CAV, con Kutxa, y  Aragón con Ibercaja.

A pesar de la deplorable gestión a la que había sido sometida CAN antes de su integración en Banca Cívica, una de las principales conclusiones extraídas fue precisamente la comprobación de la viabilidad que hubiera tenido una Caja Navarra en solitario, o buscando alianzas más sinérgicas en nuestros entornos. Esto se tornó imposible tras la mutualización de pérdidas que se realizó con CajaSol, mucho mayor en tamaño y con una cartera de activos mucho más deteriorada. Escuchar a la portavoz de UPN sobre el mal ejemplo de las cajas fracasadas es como mencionar la soga en casa del ahorcado.

La sociedad navarra cuenta en su imaginario colectivo con el papel que cumplía Caja Navarra, por lo que compartimos la necesidad de la existencia de un instrumento financiero público que sirva de apoyo al desarrollo económico y social de Navarra. Pero hasta ahí, señora De Simón.

Porque en aras de buscar una utilización óptima de los recursos públicos, nos vemos obligados a realizar importantes matizaciones sobre algunos de los puntos de la moción que plantea Izquierda-Ezkerra, los cuales creemos que dificultarían, si no imposibilitarían, la viabilidad de un proyecto de banca pública comercial y minorista, como son:

1.-  La captación de fondos reembolsables del público (depósitos).Esta supone una de las principales actividades de las entidades y de mayor relevancia social, por lo que está sujeta a una supervisión especialmente intensa y a la obtención de una ficha bancaria. Esta ficha bancaria acarrea unos costes, en términos de exigencias de capital, así como en términos de gobierno interno, que dispararían el coste del proyecto. La Ley 10/2014, de ordenación, supervisión y solvencia de entidades de crédito, junto con su extenso desarrollo normativo, nos da idea del coste de cumplimiento en el que incurriríamos, antes siquiera de conceder ni un solo euro de préstamo. Creemos que no sería un uso óptimo del dinero público.

2.- Actividad crediticia. La concesión de préstamos requiere de unos sistemas de riesgo complejos que, además de costosos, es necesario que se construyan con el paso del tiempo, para obtener los datos necesarios que lo alimenten. 

3.- Tendencia del sector bancario. Ahora mismo es la de concentración de entidades y reducción de costes. Tratar de lograr una ficha bancaria en estas condiciones sería remar contra corriente y someter al proyecto de “banca pública navarra” a una importante incertidumbre.

4.- Financiación. Nos gustaría compartir el optimismo de I-E acerca de los 300 millones de euros en la Fundación Caja Navarra. Atendiendo a las cuentas anuales auditadas de la Fundación Caja Navarra a diciembre de 2018 así como a la evolución del valor de las acciones de Caixa, seguramente el valor de los activos de la Fundación será menor del que I-E le atribuye.

Por tanto, en aras de lograr un INSTRUMENTO FINANCIERO PÚBLICO potente para la ciudadanía navarra a la vez que se maximiza el uso de los fondos públicos, proponemos otras alternativas como:

1.- Analizar los instrumentos financieros actuales. Existen casos de éxito en nuestro entorno que han realizado una adecuada labor para dar financiación a empresas en necesidad, como Sodena o Sonagar. Se trata de entidades que ya cuentan con una serie de capacidades, sobre las que se puede ir construyendo.

Y 2.- Analizar experiencias comparables, principalmente, el Instituto Vasco de Finanzas y el Instituto Valenciano de Fianzas. A modo ilustrativo, podemos ver que el valenciano, a pesar de llevar realizando su labor más de cinco años, todavía no ha tomado la decisión de solicitar una ficha bancaria, lo que nos invita a ser prudentes.

Debemos retrotraernos en el tiempo para recordar que con ese espíritu de analizar experiencias en otros países el Gobierno de Navarra organizó la pasada legislatura unas jornadas en la Universidad Pública con el objetivo de constatar diferentes formatos de banca pública y diferentes experiencias en Europa.

Tras las mismas, el propio Gobierno recogió una propuesta de reflexión en torno a la constitución de una institución financiera pública que contenía diversos aspectos, que quiero recordar. La premisa de partida era que CONSIDERABA DE GRAN INTERÉS LA CREACIÓN DE UNA ENTIDAD FINANCIERA PÚBLICA EN NAVARRA siempre que:

  • Se asentara sobre unos determinados principios básicos.
  • Respondiese a una concreta visión estratégica.
  • Respetase, lógicamente,  las exigencias regulatorias del sector financiero y adoptase una formulación jurídica cuya factibilidad hubiera sido contrastada con el regulador (el Banco de España) previamente a la tramitación formal de la solicitud de autorización.

Entre los principios básicos, debía de contener: 

1.- Viabilidad económica sustentada en un plan de negocio creíble.

2.- Capital público del Gobierno de Navarra.

3.- Gestión independiente: cumplimiento de requisitos de idoneidad del Consejo de Administración y procedimientos adecuados de Gobernanza Corporativa.

En cuanto a su visión estratégica, se apuntaba que debía contribuir activamente al desarrollo regional a largo plazo, siempre de forma alineada a la estrategia vigente en cada momento. Y en tal sentido se señalaba expresamente la financiación de las Infraestructuras estratégicas de Navarra. Tener una institución financiera pública propia en condiciones de asegurar una financiación adecuada sería fundamental para cuando el Gobierno de Navarra estuviera en condiciones de acometerlas, fuera directamente, o a través de una sociedad púbica instrumental.

Respecto del tipo de institución y marco regulatorio se apuntaban varias cuestiones:

1.        Sólo eran factibles dos opciones: una Entidad de Crédito autorizada por el BCE o un Instituto de Finanzas a través de Ley Foral. Se descartaban por tanto el Establecimiento Financiero de Crédito, una Caja de Ahorros, o una Cooperativa de Crédito.

2.        Debía materializarse en una sociedad mercantil de titularidad pública pero de derecho privado, y su gestión debía ser independiente.

Continuaba con otras apreciaciones sobre capital y captación de fondos en los que no voy a entrar.

Nos ratificamos, por tanto, en que no existe una única forma de entidad de crédito. Ha sido en el debate de las formas donde mayoritariamente se han manifestado diferencias, y donde, una vez más, vuelve a haberlas.

Eta gure apustua ezaugarri hauek dituen banku publiko baten alde doa:

1.        Enpresa txiki eta ertainen finantzaketa-gabeziak estaltzera, ekintzailetza, berrikuntza eta nazioartekotzea laguntzera, Nafarroarentzat garrantzi berezia duten azpiegitura eta ekipamendu publikoen proiektuak finantzatzera, etxebizitza sozialari buruzko politika publikoak babestera eta tokiko administrazio publikoei aholkularitza ematera bideratuko da, batez ere, haren jarduera. Europako erakundeetatik datozen finantza-baliabideak ere kudeatuko ditu, hala nola EIBtik datozenak. Baztertu egin da, beraz, banku komertzial gisa konfiguratzea.

2.        Kapitala gehienbat publikoa izango da.

3.        Bere garapena progresiboa izango da, eta bere jarduera lehen etapa batean aldez aurretik hautatutako eremu oso zehatz batean, ikaskuntza-kurba egoki bat ahalbidetuko duena fokalizatuko da.

4.        Agintaritza publiko fundatzaileek ezarriko dituzte orientazioa eta estrategia. 

5.        Bere helburuak betetzeari kalterik egin gabe, banku publikoak bere iraupena eta garapena ahalbidetuko dioten emaitza ekonomikoak lortzen saiatuko da beti.

6.        Bankua, lehentasunez, krisialdietan areagotzen diren finantzaketa-hutsuneak eta -gabeziak estaltzen saiatuko da, eta finantza-erakunde pribatuen eta elkarren bermerako erakundeen lankidetza eskatuko du, eskualde-garapenerako helburuak hobeto betetzeko.

POR ESO, CONCLUYO, REPITIENDO QUE COMPARTIMOS LA NECESIDAD DE UNA BANCA PÚBLICA, PERO NO COMERCIAL Y MINORISTA POR LO QUE NUESTRO VOTO SERA NEGATIVO.

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