Recogido de TALAIA*

urkullu-lopezIñigo Urkullu ha sido investido como Lehendakari de la Xª Legislatura. En tiempos difíciles en lo económico tiene una tarea complicada también en lo político, y con un parlamento fragmentado en el que la capacidad para gestionar la pluralidad hay que demostrarla todos los días, ha elegido a José Antonio Agirre como lehendakari al que emular. Precisamente un lehendakari que acertó a liderar un gobierno de concentración en tiempos todavía más difíciles que los actuales. El debate que propone Talaia pone encima de la mesa el pensamiento de Agirre; un personaje del que, a pesar de haber sido icono del nacionalismo vasco y del conjunto republicano en el exilio (ver L. Mees), muchos de los que le ensalzan todavía hoy desconocen sus aportaciones intelectuales. Navarra y la CAV son políticamente dos caras de una misma moneda; tanto para los que defendemos su vida en común como los que trabajan por su alejamiento. Y el pensamiento que aquí se expone ensambla con los valores de Zabaltzen y Geroa Bai

No llama la atención que un lehendakari apele a José Antonio Agirre el día de su nombramiento. La mención al primero de los presidentes vascos es casi una obligación protocolaria. Sin embargo, sí es significativo que la nueva autoridad marque, casi con las mismas palabras que aquél, el sello que distinguirá a la legislatura que le toca liderar. La enseña de Urkullu lleva los colores del autogobierno, la dignidad de las personas y la justicia social. Y se anuncia un mandato abierto a la aportación de todos en el que preponderará lo social.

Así fue también con el primer lehendakari. Lo político en J.A. Agirre fue siempre social e incluyente. Para abordar esas tres grandes cuestiones que, entonces como hoy, tiene planteadas la humanidad, referentes a la persona, a lo social y a la libertad de los pueblos.

Pocas veces se ha condensado en un artículo el pensamiento social de aquella generación que renovó el nacionalismo vasco. La referencia del lehendakari de la Xª legislatura Iñigo Urkullu nos provee de una oportunidad para sintetizar  en TALAIA el proyecto humanista que defendieron y quisieron desarrollar en aquella generación. Hoy, que necesitamos modelos prácticos fundados a la par en la persona y en la sociedad, un proyecto así puede servir de fuente de inspiración para el nuevo Gobierno. Aquí lo sintetizamos en los 8 puntos siguientes:

1.- El sistema político– para Agirre- debe buscar la libertad y la prosperidad de las personas, debe actuar de acuerdo con la voluntad popular y maximizar la justicia social distributiva para que todos puedan participar de los bienes producidos. La sociedad política (el pueblo vasco), por su parte, no debe apartar a nadie. El sueño más acariciado del lehendakari Agirre es extender la idea vasca, que es patrimonio de todos, a las masas sociales.

 

2.- Agirre creía en la reforma social porque a ello le animaba su espíritu cristiano. Pero su visión le llevaba a advertir la gran oportunidad para un proyecto reformista y de avance social ante las grandes transformaciones que, en su época, sobrevenían en el ámbito de lo social y económico. De ahí que su nacionalismo implique lo social y su gobierno priorice el avance social. Quienes desconozcan la compenetración entre lo nacional y lo social “trabajan por su propio exterminio, le diría Agirre a Santiago Aznar.

Gobierno concentración
Componentes del primer Gobierno Vasco (nacionalistas, comunistas, socialistas y republicanos centristas). De izquierda a derecha: Arriba: José Antonio Aguirre (Presidencia y Defensa); Juan Astigarrabía (Obras Públicas); Telesforo Monzón (Gobernación); Juan de los Toyos (Trabajo, Previsión y Comunicaciones); Gonzalo Nardiz (Agricultura); Abajo: Ramón María de Aldasoro (Comercio y Abastecimientos); Santiago Aznar (Industria); Heliodoro de la Torre (Hacienda); Jesús María Leizaola (Justicia y Cultura); Juan (Asistencia Social). Falta en las fotos Alfredo Espinosa Oribe (Sanidad)

3.- El Lehendakari Agirre percibía una lucha gigantesca entre la concepción capitalista aferrada al abuso y al privilegio y un ampliamente extendido sentido de justicia social. Muchos, aferrados al interés de mantener una situación injusta, identificaban con el comunismo a este clamor por un orden más justo; pero con la única intención de deslegitimar todo cambio social. Frente a esa aviesa pretensión, que se usó para impedir el avance social, Agirre reconoce que este avance sólo se produce cuando se lucha por una mayor justicia distributiva. En todo caso, el lehendakari creía que el marxismo era incompatible –debido a su materialismo histórico y la dictadura que impone- con la concepción social y cristiana que defendía, y anunció que esta doctrina acabará fracasando. Todo ello teniendo en cuenta que Agirre lideró un gobierno plural de concentración con lealtades recíprocas entre nacionalistas, socialistas, comunistas y centristas republicanos. Gobierno de concentración en el que la defensa de lo democrático estuvo por encima de las diferencias.

 

4.- José Antonio Agirre refuta la idea de que las democracias hayan de estar asociadas a aquella concepción de abuso y privilegio. Para él, que los regímenes democráticos reconozcan la libertad es una ventaja. Y, además la democracia no presupone un obstáculo económico para el desarrollo de una economía justa. Postula que habría que manejar el sobrante –“superfluo”- de las fortunas privadas en la actual sociedad capitalista para afrontar la indigencia.

 

urkullu mintegi

5.- El régimen social que concibe se funda en el reconocimiento de la libertad y la dignidad de las personas. Éstas aportan trabajo, capital y conocimiento. En reciprocidad, todas las personas tendrían derecho a participar en los bienes sociales. Agirre y su equipo del PNV pensaban que la autonomía política podría suponer la mejor ocasión para construir un sistema social original y práctico para los vascos.

Original, porque veían que, para implantarlo, había buenas bases en nuestra rica tradición histórica y el espíritu de nuestras leyes. Práctico, porque, en un mundo que se atraviesa en horas, llevar a efecto experiencias positivas que hubieran tenido éxito en otros lugares sólo es un problema de organización.

 

6.- Aparte de las consecuencias concretas que tuvo esta iniciativa reformadora del Gobierno en la sociedad vasca de entonces, la aportación a la filosofía política contemporánea es excelente. A partir de la tradición vasca de igualdad social, se habría realizado un ensayo ejemplar en el que habían participado, de común acuerdo, un cristianismo democrático, un socialismo humanista y un liberalismo fundado en principios democráticos.

De hecho, Agirre atestigua que en las reuniones del Gobierno Vasco nunca discreparon en lo referente a cuestiones prácticas sociales.

 

7.- Todo lo que hace un gobierno corresponde al ámbito de lo social. Pero, el primer Gobierno Vasco quiso, especialmente, garantizar el trabajo, atender a las necesidades populares con la implantación de un salario progresivo en relación con el tamaño de la familia y establecer la participación efectiva de los trabajadores en los beneficios productivos, mediante su acceso al capital, a los beneficios y a la coadministración de las empresas.

 

8.- Para tener éxito, el impulso reformista de este gobierno plural había de ser cooperativo, y no estatista ni corporativo; es decir, debía intentar una reforma desde abajo, con la participación directa de los afectados, desde el máximo respeto a su libertad y dignidad como personas. Una empresa más popular que política. La guerra impidió, sin embargo, consumar este ambicioso programa de cambio social.

*TALAIA es un Foro de debate, información y análisis que nace por suscripción con el fin de construir discurso positivo para favorecer fortalezas y oportunidades del país. 

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