Entrevista con Peio Monteano*

Peio Monteano

En este año de centenarios, 1512 se va fijando como una muga entre las visiones historicistas que pretenden interpretar con criterios de siglo XXI realidades sociológicas de hace 500 años. La manipulación y la propaganda institucional que el delburguismo y el upenismo han practicado para hacer palanca hacia una conformación de la unidad nacional española deseada ya por aquellos navarros, no puede ser combatida desde otro desenfoque historicista.

La investigación por parte de historiadores y la difusión hacia el conjunto de la sociedad navarra desmontando falsedades, manipulaciones y desenfoques es el mejor punto de encuentro en 2012 para mirar al futuro de manera compartida. Una vez más tratando de «descosificar» Navarra, tratada como Objeto, para que la ciudadanía navarra sea el verdadero Sujeto de sus destinos. A eso queremos contribuir desde Zabaltzen, y rescatamos aquí una estupenda entrevista con el historiador Peio Monteano en Diario de Noticias.

Hay tres planos que se están confundiendo en el debate actual: el de qué paso, el de por qué paso y finalmente el de cómo desde el presente valoramos lo ocurrido. Si mezclamos todo salen unas cosas un poco raras porque a la gente no se le puede sacar de su tiempo. Por ejemplo, en aquel entonces no existían las entidades nacionales modernas tal y como ahora las conocemos. No hay concepto de pueblo, ni de ciudadano y sin eso no puede haber un nacionalismo de tipo moderno.

Sí, es un tema políticamente incómodo que no encaja bien en el debate actual. Por un lado, el navarrismo españolista no termina de aceptar que hubo una Navarra que era Navarra y no era España y que la violencia fue la forma por la que Navarra pasó a formar parte del «proyecto hispánico». También para el nacionalismo supone un problema porque, a pesar de compartir la misma lengua, no había entonces una identidad nacional de tipo moderno.

En este año que todo el mundo habla de 1512, usted resalta la importancia de 1521, ¿por qué?

La conquista siempre se ha identificado con el verano de 1512 pero no acaba ahí sino que es un proceso de distintos ritmos, muy complejo, violento en unos momentos, más tranquilo en otros pero que es muy largo. Por lo menos abarca 17 años en el terreno militar. En el año 1521, nada más haber triunfado el intento de recuperar la independencia de mayo del mismo año, se inicia una nueva conquista por parte de Castilla y ésa es la que tuvo más transcendencia para el futuro.

¿Por qué dice que esta ‘segunda conquista’ tuvo mayor repercusión?
Fue mucho más larga, mucho más violenta, y un periodo en el que los navarros mostraron una actitud más uniforme en la defensa de su independencia que en el año 1512. Sobre todo fue la que violentó la constitución del reino y se metió la pala en un control estricto; no solo las fortalezas, no solo el ejército de ocupación sino en las instituciones. Esta incursión que se produce en el año 1524-1525, y que levantó muchas ampollas, fue la que al final permaneció. Carlos V se hizo con el control efectivo del reino, cosa que no había hecho Fernando el Católico.
Hasta entonces ¿en qué situación se encontraba Navarra?
Había un control de facto de Castilla, que era un control militar pero no había un control político-institucional. Además Fernando el Católico había jurado respetar el estatus de Navarra y creo que lo cumplió. A Carlos V hay muchos documentos que le aconsejan que debe aumentar el control y entonces meten en el Consejo Real dos nobles castellanos, el regente es castellano… se hace con el control político.
¿Se frustran aquí las esperanzas de volver a recuperar el reino por parte de los navarros?
Sí, el final de la conquista, que es el perdón de Hondarribia, supone el final porque, aunque sigue existiendo un partido legitimista, el sector más belicoso desaparece. Militarmente se ve que no hay nada que hacer y hay una adhesión generalizada al perdón, que no permitió una vuelta ni inserción política. El conflicto militar se reduce a partir de entonces por una pugna por la Baja Navarra.
Aunque las posturas de los territorios y linajes permanecen, en estos años cambian los protagonistas…
En este tiempo se produce un relevo generacional tanto en los monarcas (Fernando el Católico por Carlos V y Juan de Albret por su hijo Enrique; Luis XII, por Francisco I en Francia) como en los linajes nobiliarios. Son todo veinteañeros que ni siquiera vivieron la primera conquista. El sector más activo: Mariscal, Vela de Medrano o Remirez de Baquedano murió en el año 1522.
¿Los años entre una y otra intervención sirvieron para que los navarros fueran conscientes de qué acarrearía la conquista?
Sí porque claro, hay que ponerse en la época y vivir día a día las cosas. Ahora tenemos perspectiva y sabemos lo qué pasó, pero cuando entra el ejército de Fernando el Católico en 1512, se nombra depositario de la corona y dice que la va a devolver cuando las condiciones sean propicias, luego ya no… los navarros creen que va a ser una ocupación temporal, otra de tantas como las que vivieron en la guerra civil. Pero el proceso de ocupación militar, de los desmanes de las tropas, de la violentación institucional, de los impagos…. hizo que se forjara un sentimiento hostil y un sentir nacional digamos. Nos encontramos que en el año 1521 gran parte de los beaumonteses también defienden la legitimidad dinástica de los Albret. El sector que se autoexilia en marzo de 1521 cuando el reino recupera su independencia, es un sector pequeño.
¿Qué hitos militares pueden destacarse de esta segunda conquista?
La batalla de Noáin (1521) porque sembró cierta inseguridad en los navarros acerca de la capacidad militar de Francia, que era su aliado y en quien tenían puestas sus esperanzas. Noáin fue una batalla precipitada cuando se estaba esperando un enorme ejercito que venía de Francia que venía a reforzar a Lesparrou pero que llegó tarde. Otro hito es que ese ejercito francés que llegó tarde es el que volvió a conquistar todo el norte de Navarra, el Peñón, Amaiur, Irun y Hondarribia. A nivel navarro otro hito muy importante es la conquista de Amaiur (1522). En 1524 se frustra definitivamente el intento de conseguir la independencia y tiene lugar el perdón de Hondarribia por el que Carlos V concede indultos a quienes apoyaron a los reyes de Navarra.
¿Se sentía la diferencia entre Carlos V y Fernando el Católico?
La diferencia es que Fernando siguió muy de cerca las operaciones porque él estaba en Logroño durante la primera conquista. El emperador Carlos V vive la segunda conquista desde Flandes y toda la información le llega tarde, distorsionada, tiene un desfase porque Francia bloquea el correo terrestre. Tiene otros frentes abiertos y ve a Navarra como otra batalla más. Tal vez esa lejanía (también sentimental) le permitió hacer una represión más dura y sin escrúpulos a pesar de que a su muerte pidió a su hijo que revisara con qué razones se retenía a Navarra.
¿Qué papel jugaba Navarra en el panorama europeo?

No hay que olvidar que Navarra es solo una pieza más en el juego europeo, aunque aquí nos parece la pera, no podemos ver Navarra aislada, sino dentro del tablero internacional. Navarra es el centro de fricciones entre las dos grandes potencias (por un lado España y Alemania bajo la corona de Carlos V y por otro Francia) y nunca ha tenido tanto protagonismo en Europa. No hay que olvidar además que era una cuña entre España y Francia y el papel estratégico del territorio era fuerte.

¿Cómo valora las interpretaciones que se hacen hoy de lo ocurrido?
Hay tres planos que se están confundiendo en el debate actual: el de qué paso, el de por qué paso y finalmente el de cómo desde el presente valoramos lo ocurrido. Si mezclamos todo salen unas cosas un poco raras porque a la gente no se le puede sacar de su tiempo. Por ejemplo, en aquel entonces no existían las entidades nacionales modernas tal y como ahora las conocemos. No hay concepto de pueblo, ni de ciudadano y sin eso no puede haber un nacionalismo de tipo moderno. En 1512, la sociedad estaba muy apegada a la religión y se le dio muchísima importancia al aspecto de la excomunión papal, de las bulas… cosa que ahora apenas se pone en valor. El cristal con el que vemos los hechos es distinto.
También hay intereses políticos…
Sí, es un tema políticamente incómodo que no encaja bien en el debate actual. Por un lado, el navarrismo españolista no termina de aceptar que hubo una Navarra que era Navarra y no era España y que la violencia fue la forma por la que Navarra pasó a formar parte del «proyecto hispánico». También para el nacionalismo supone un problema porque, a pesar de compartir la misma lengua, no había entonces una identidad nacional de tipo moderno.

Peio Monteano es historiador y sociólogo. Investigador y especialista en la época

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