POR MANU AYERDI*  Parlamentario Foral de NaBai

 

Manu Aierdi, parlamentario de NaBai. GeroaBaizalea

El pasado mes de Agosto, en una atropellada sesión de las Cortes Españolas, los grandes partidos «nacionales» PSOE y PP – apoyados por la supuestamente navarrista UPN- daban un golpe de mano a la capacidad presupuestaria de los Territorios Forales, con la oposición del nacionalismo y de la diputada Uxue Barkos. De aquellos barros estos lodos. Y así lo señala magistralmente Manu Ayerdi cuando ahora nos toca afrontar presupuestariamente la crisis desde Navarra.

Los lamentables presagios que se derivaban de la reforma del artículo 135 de la Constitución se han hecho desgraciadamente realidad. El proyecto de ley orgánica que la desarrolla acaba de ser presentado por el gobierno del PP en el Congreso de los Diputados, y tengo que decir, que es incluso más agresiva y restrictiva de nuestro autogobierno de lo que algunos preveíamos.

Vayamos por partes. La reforma del artículo 135 de la constitución ya fue una limitación del autogobierno en toda regla, reforma que, no lo olvidemos, fue pactada por PP y PSOE y apoyada por UPN. El art 135 establece al menos dos cuestiones importantes: que una ley orgánica del Estado – esta de la que hablaré luego – fijará los límites máximos de déficit público y de deuda pública permitidos a cada CCAA, y entre ellas, a Navarra, y que será el Congreso de los Diputados, no el Parlamento de Navarra, el que determine cuándo se dan circunstancias excepcionales en el Estado, también en Navarra, que permitan modificar esos límites. Estos dos preceptos no existían previamente. Ahora sí están. Nos pongamos como nos pongamos, después de la reforma del artículo 135, tenemos menos autogobierno que antes. Y de bilateralidad nada. Madrid manda y nosotros obedecemos.

Analicemos ahora el proyecto de ley orgánica. Sobra decir que, como no podía ser de otra manera, ratifica punto por punto lo establecido en el artículo 135 de la Constitución. Pero además, añade nuevas limitaciones al autogobierno.

En primer lugar, se concretan los objetivos de déficit y deuda para 2020 y siguientes, y se define cómo se va a pasar de la situación actual a la prevista para 2020. En el caso de la deuda, se dice que a partir de 2020 el nivel de deuda acumulada de cada comunidad autónoma, también de Navarra, no podrá superar el 13% del PIB. El dato actual de Navarra (2011) es el 12,9%. Cabe suponer que Madrid nos pida que desde aquí hasta el 2020 nos mantengamos dentro del límite. En lo que se refiere al déficit, se debe conseguir pasar en el Estado del 8,5% actual sobre el PIB al 0,4%. Si hablamos de Navarra, se trata de pasar del 1,89% actual (2011) al aproximadamente 0% en el 2020. Ya veremos cómo nos marca el Gobierno del Estado que pasemos de un dato al otro.

En segundo lugar, y esto es un nuevo conejo que sale de la chistera, aparece el concepto de regla de gasto. Atención porque este elemento es muy relevante. Lo que se establece es que la variación del gasto de un año a otro no puede ser superior a la tasa de crecimiento del PIB del Estado. Es decir, si para cumplir con el objetivo de déficit y deuda, no es posible subir el gasto sino que incluso hay que bajarlo, porque se estima que la recaudación no va a funcionar, pues se baja y ya está. Sin embargo, si es posible cumplir el objetivo de déficit y deuda subiendo el gasto más que la tasa de crecimiento del PIB del Estado, porque la coyuntura mejora y es previsible una recuperación de la recaudación, pese a todo no se puede subir más. Bajar lo que sea necesario para cumplir sí, subir por encima del crecimiento del PIB aunque se cumplan los objetivos, no. Unos años malos pueden bajar mucho el nivel de gasto público, una reducción que muchos años buenos no van a permitir compensar ni mucho menos, salvo que tuviéramos tasas de crecimiento del PIB de economías emergentes. Ojo, además la tasa de referencia es la de la economía española, ni siquiera la navarra.

En el mismo artículo, el proyecto de ley prevé que los excesos de recaudación se destinen necesariamente a cancelar deuda. Me quedo sin palabras. ¿Por qué tenemos que sufrir una regla de gasto si cumplimos los objetivos de déficit y deuda? ¿Por qué tenemos que atarnos? ¿Por qué tenemos que reducir deuda si tenemos excesos de recaudación y no necesitamos hacerlo para cumplir el objetivo de deuda? Bastante insoportable es que nos marquen los objetivos de déficit y de deuda como para que encima nos digan, incluso aunque que cumplamos los objetivos, cómo tenemos que organizar nuestro presupuesto. Y todavía queda más: si se aprueba una reforma fiscal que supone mayores ingresos fiscales, se podrá subir esa regla de gasto, pero si la reforma fiscal aprobada supone menor recaudación, entonces deberá bajarse esa regla de gasto. Esto ya no tiene nombre.

Finalmente, el proyecto de ley establece qué hacer con aquellas comunidades, también Navarra, en el caso de que incumplan con los objetivos de déficit, deuda y con la regla de gasto. En primer lugar, tendrían que elaborar un plan económico-financiero y un plan de reequilibrio. Pero ojo, ese plan no tiene que ser aprobado por el Parlamento de Navarra. Sería elaborado por el Gobierno de Navarra y aprobado por Madrid. Si el plan no se cumpliera, al final Navarra podría ser sancionada e incluso obligada a la ejecución forzosa de las medidas que elaborase un comité de expertos nombrado por el Estado. Ni más ni menos. Cualquier resto del concepto de pacto entre Navarra y el Estado queda borrado del mapa. La pregunta es obvia: ¿Quién compensa a Navarra por los perjuicios que le ocasionaría en su proyección internacional, en su acceso al crédito, los eventuales incumplimientos del Estado de los objetivos de deuda y déficit? ¿Cómo se nos compensa? Eso sí sería bilateralidad, pero en fin, de eso ni rastro.

En resumen, estamos ante una limitación objetiva y contundente de nuestro autogobierno, de nuestra capacidad de definir e implantar desde Navarra medidas para los problemas de Navarra. Y esto no es una cuestión identitaria. Esto va a afectar a toda la ciudadanía navarra, a los abertzales y a los no abertzales. Veremos cuál es la actitud de unos y otros en el Congreso de los Diputados y veremos cómo afecta a la relación entre UPN, PSN y PP.

*MANU AYERDI es PRESIDENTE DE EAJ-PNV DE NAFARROA

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