Alvaro Baraibar

La UPyD de Rosa Díez se ha convertido en la abanderada de la lucha contra los nacionalismos. Con el objetivo de lograr una administración eficiente y eficaz están empeñados en elevar el poder hacia instancias superiores. En su programa, UPyD plantea acabar con el concierto y convenio económicos y con la Adicional Primera de la Constitución, así como eliminar de la Carta Magna la referencia a las nacionalidades, de modo que todas las autonomías sean iguales. Hay que erradicar todo elemento que, en cualquier nivel de la estructura administrativa, pueda suponer la más mínima tentación identitaria. Las Comunidades Autónomas, feudo incontrolable de los nacionalistas (esos seres extraños y siniestros que al parecer tienen engañada a buena parte de la sociedad), deben ser simples entes administrativos que gestionen las pocas competencias que no reclama para sí ese frío, neutro y aséptico Gran Estado, porque, claro está, Estado sólo puede quedar uno, grande y libre de nacionalismos.

Tal vez para compensar, siguiendo el mismo principio de eficiencia y asepsia, UPyD pide que Europa tenga una mayor capacidad de decisión. El partido de Rosa Díez defiende ahora una Unión Europea «federal y cohesionada» en la que, cabe suponer aunque el nivel de concreción de su programa y sus declaraciones sobre este aspecto no sea el mismo que Europa concentrará mayores cuotas de poder para evitar duplicidades y diferencias insolidarias o incluso sentimientos identitarios diferenciados entre sus miembros. Habrá que estar atentos, por si su programa, en futuras ocasiones, va incorporando un desarrollo mayor del proyecto, pero, quién sabe si, con el paso del tiempo, los líderes y lideresas de UPyD no caerán en la cuenta de que también esos Estados federados en una recentralizada Unión Europea se pueden convertir en despreciables focos de insolidarios, insoportables e intolerables nacionalismos. ¿No lo son ya?

Paradojas de un nacionalismo antinacionalista compartido, en muchos de sus aspectos, por UPN-PP y PSN-PSOE. Recordemos, si no, la reforma del art. 135 de la Constitución y lo que está por venir.

Leer en Diario de Noticias de Navarra.

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