Alvaro Baraibar

Klik para agrandar

Memoria y olvido tienen un claro componente involuntario. Uno recuerda y olvida cosas constantemente de forma natural, casi como una necesidad fisiológica, podríamos decir. Memoria y olvido son también, al mismo tiempo, actitudes en las que hay un consciente ejercicio voluntarista: se recuerda y se olvida lo que uno quiere recordar y olvidar. Este acto de voluntad no hay que verlo como algo negativo, sino todo lo contrario, como una necesidad personal y social, siempre que se haga con honradez, coherencia y responsabilidad.

Más allá de una memoria y olvido individuales, personales, hay también una memoria y un olvido colectivos. Y no me estoy refiriendo ahora a la memoria y el olvido públicos, a los sucesos, personajes y símbolos que queremos rescatar de la Historia y colocar o retirar de nuestro espacio público, de nuestras calles y plazas y de otras manifestaciones públicas. No se trata de construir o reconstruir un mapa de los lugares de la memoria. Ese es un proceso histórico abierto y en permanente cambio que nunca termina y nunca se cierra.

Me refiero concretamente a un ejercicio social, colectivo, delicado y exquisito de memoria que permita la reparación y en consecuencia el olvido. Probablemente sea uno de los retos más difíciles que va a tener nuestra sociedad en los próximos años, pero es necesario, imprescindible para no cerrar heridas abiertas y sin curar. 2011 no es 1975 y el problema actual no es el de entonces. Lo que en la Transición tal vez fuera un imposible, ahora debe ser factible.

El recuerdo individual y colectivo de la historia reciente -y de la que no lo es tanto- tiene un papel clave a la hora de construir el futuro. Porque el olvido no es la desmemoria, no es la ausencia de memoria. El olvido está más cerca del perdón, como un acto voluntario, querido y consensuado de reconciliación que sólo se puede construir, si queremos que sea duradero, a partir de la memoria. Esto es algo que también se dirime en estas elecciones, precisamente y de manera especial en estas, no con ánimo de resolverlo, pero sí de empezar a caminar. Y en esa tarea todos tenemos mucho que hacer y decir.

[por Álvaro Baraibar en Diario de Noticias de Navarra]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

1 × dos =

*