Entrevista con Carmen Gisasola, del colectivo Nanclares de presos.
Recomendamos la lectura de esta entrevista en profundidad que fue publicada en Diario Vasco. Las personas y colectivos comprometidos con la paz y la libertad deberíamos prestar más atención al colectivo de presos de la denominada Vía Nanclares, más allá de seguir las consignas de hojas de ruta marcadas por acuerdos fácticos al margen de la sociedad. Porque, desmarcados de la dirección de ETA y abandonados a su suerte por gentes que han emprendido el viaje hacia EH Bildu, han emprendido un camino comprometido mucho tiempo antes que la IA oficial; pero con un paso ético que no se vislumbra en los aledaños de la soberbia que caracteriza a la IA ortodoxa y a ETA. Ha de tenerse en cuenta que la entrevista no es sólo personal, sino que responde a un cuestionario asumido por el Colectivo.
–A que con esos argumentos y esa mentalidad matamos entre otras personas a ‘Yoyes’, nosotros y los Barrenas de turno también. Porque, aunque no participáramos directamente en la acción y a nivel jurídico no seamos responsables, todos sabemos, tanto Barrena como nosotros, la responsabilidad que tenemos en aquella barbaridad. Así que mejor sería que Barrena empezara de una vez a poner en cuestión esa mentalidad que nos llevó a matar a ‘Yoyes’, ayudara a que se reconociera aquel error y se devolviera a ‘Yoyes’ y a su familia el reconocimiento y el respeto que algunos sectores les negaron, en lugar de alimentar más problemas y ponernos a nosotros y a nuestras familias en el punto de mira de esa misma mentalidad.
-Después del fracaso de las negociaciones de Argel, viviendo en la clandestinidad, nos dimos cuenta de la reacción de la gente que hasta entonces nos apoyaba. Nos cuestionaban y se les hacía cada vez más difícil abrirnos las puertas de sus casas.
Me impactó estrechar la mano amputada de Gorka Landaburu y sentí la satisfacción de verle vivo
La izquierda abertzale sigue con ‘la solución integral’. Mientras, presos y refugiados, a esperar
-No nos lo planteamos como un volver a empezar, como si solo a partir de un momento hubiéramos sido conscientes del sufrimiento que provocábamos. Antes también éramos conscientes de ello, pero lo considerábamos un mal necesario, el único medio para conseguir unos objetivos que considerábamos justos. Es cierto que ese sufrimiento lo vivíamos de manera diferente según los casos, según el cargo o el papel que representaba la persona afectada. Y éramos más conscientes en la medida en que detrás del afectado surgía la parte personal. Ahora es ese punto de vista personal, humano, es el que más me importa.
«Hay que poner en cuestión la mentalidad por la que matamos a ‘Yoyes’»
-Las críticas que les dirigen los dirigentes de la izquierda abertzale incluyen que los pasos que han dado usted y sus compañeros se usan en contra del colectivo de presos, empeorando su situación.-Es solo una valoración interesada. El resto de los presos están como antes y no es verdad que la situación haya empeorado. Ese tipo de argumentos también los utilizaban en el tema de la ilegalización contra el resto de partidos políticos. Entonces la culpa era de EA, Aralar… que se aprovechaban de la ilegalización. Hasta que ellos mismos se decidieron a aceptar su propia responsabilidad para legalizarse asumiendo la Ley de Partidos.-¿En qué sentido se trata de una valoración interesada?–Porque cuando, por ejemplo, Pernando Barrena dice eso, sabe que por culpa de su sumisión durante el proceso de Loiola la solución al tema de los presos es ahora más complicada, se está alargando. Y el problema es que ellos mismos son incapaces de plantear soluciones de una manera sensata y realista. Como si la sensatez que tuvieron para volver a las instituciones no sirviera para que los presos volvieran a casa. Están haciendo una política institucional normalizada donde el tema principal son las basuras y no los presos. Vale, es una opción, pero que no pretendan trasladar a los demás su responsabilidad en la situación de los presos, sabiendo además que ese tipo de acusaciones han tenido consecuencias muy graves.