Por Manu Ayerdi, parlamentario de NaBai, de la Permanente de Geroa Bai y presidente del PNV

Manu Aierdi, parlamentario de NaBai. GeroaBaizalea
Manu Aierdi, parlamentario de NaBai. GeroaBaizalea

Una de las iniciativas más relevantes asociada a Geroa Bai desde su nacimiento es la de la necesaria Reforma Fiscal. Por lo injusto y obsoleto del actual sistema tributario, y por la necesidad de una mayor recaudación para mantener la cohesión social. Manu Ayerdi aborda en este artículo el fracaso recaudatorio del acuerdo tributario UPN-PSN sin resolver la injusticia del actual.

EL reciente 20 de diciembre, en el Pleno del Parlamento, se aprobó la llamada reforma fiscal, con distintas mayorías según el impuesto que se votaba. Una reforma fiscal que se debatía en un contexto de emergencia social, un entorno en el que se constatan elementos claros de fractura social y riesgos de agravamiento de esa situación. Una reforma fiscal que, en nuestra opinión, y a la vista del citado contexto, tenía como objetivo fundamental obtener nuevos fondos para reactivar la economía y generar empleo, y para asegurar los servicios públicos esenciales.

En términos de consecución del objetivo, la conclusión es clara. La reforma se ha quedado corta, especialmente por lo pactado en IRPF. Prácticamente la reforma aprobada va a generar una recaudación similar a la que se hubiera conseguido aplicando sin ningún cambio la planteada por el Gobierno. Es verdad que en lo que se refiere a unos 30 millones (1% de la recaudación total) quienes paguen no van a ser los mismos, pero los recursos disponibles van a ser básicamente similares. El Gobierno proponía tres grandes medidas recaudadoras: reducción de la deducción por vivienda (26 millones); limitación de la compensación de bases imponibles negativas en el Impuesto de Sociedades (18 millones) y nuevo Impuesto Eléctrico (20 millones). De las 3 medidas han salido las dos últimas, y además con el acuerdo unánime de todos los grupos, y se ha aprobado una nueva medida generadora de recaudación en contra del criterio del Gobierno, la vuelta al antiguo Impuesto de Patrimonio.

Merece un apartado especial, en nuestra opinión, el dictamen aprobado sobre el IRPF. Mi sensación es especialmente frustrante, ya que con lo aprobado se va a recaudar menos de lo que se hubiera recaudado con la propuesta del Gobierno. Se rechazó, con buen criterio, la propuesta del Gobierno en lo que se refiere a la deducción por vivienda, porque no distribuía equitativamente los esfuerzos, pero se podían haber pactado otras medidas que estaban encima de la mesa y repartían mejor el esfuerzo. Aun así, el PSN valoró que no era oportuno, que no debía tocarse más el IRPF.

Llegados a este punto, la pregunta es: y ahora, ¿qué? En mi opinión, no nos podemos quedar aquí. No podemos pensar que el tema ya está cerrado hasta los últimos días de 2013 en los que tendremos que juntarnos a la carrera para hablar de 2014.

Tenemos que mirar adelante y plantearnos nuevos retos. En la ponencia quedaron encima de la mesa muchos posibles debates sin cerrar, porque hacía falta más tiempo y un análisis y un conocimiento más rigurosos. En particular, en el IRPF, la transformación de las reducciones de la base imponible en deducciones -por su regresividad-, la adecuación del régimen de módulos a la realidad económica actual o la tributación de las rentas en función de su origen, y en Sociedades, la revisión de todo el sistema de beneficios fiscales.

Por otra parte, más allá de que en enero vamos a debatir un proyecto de ley sobre el fraude fiscal en el que cada uno aportaremos nuestras mejores ideas, esta cuestión, por su relevancia, debe trabajarse constantemente.

Y para hacer un trabajo detallado y riguroso, resulta esencial conocer en directo la opinión de los técnicos de la Hacienda de Navarra, la de técnicos conocedores de los regímenes fiscales del resto del Estado y, muy importante, la opinión de expertos conocedores de los sistemas fiscales de otros países, especialmente de aquellos países con los que queremos compararnos, y desde luego, el de nuestros vecinos franceses.

Con esos objetivos hemos impulsado desde Geroa Bai la creación de una nueva ponencia fiscal, iniciativa que, desde el primer momento, ha contado también con el apoyo del resto de los grupos de la oposición. Pondremos todo de nuestra parte para que, en el marco de la nueva ponencia, podamos hacer un trabajo serio y profundo, de forma que todos los grupos podamos tener mayores y mejores elementos de juicio y conocimiento del entorno para plantear nuestras propuestas políticas, y con ello, el debate futuro sea más riguroso y preciso. En cualquier caso, no nos olvidemos de que estamos hablando de cómo asegurar los recursos que permiten, por un lado, actuar sobre la reactivación de la economía y la creación de empleo y, por otro lado, garantizar los servicios sociales básicos, de forma que la cohesión social no se deteriore de forma inaceptable.

Recientemente hemos escuchado al señor Taberna, presidente sine die de la Cámara de Comercio de Navarra, señalar que, en esta situación de emergencia, habría que traspasar las líneas rojas que nos vienen definidas en el Convenio Económico con el Estado, para fijar políticas propias diferentes. Sin que sirva de precedente, estoy totalmente de acuerdo con el concepto, no evidentemente con las medidas concretas que plantea. Políticas propias, también en el terreno fiscal, muy especialmente en la actualmente cautiva imposición indirecta -IVA y especiales-, pero también sin el corsé de la famosa presión fiscal equivalente. Y detrás de ello una cuestión previa pero trascendental: cambiar nuestras mentes y asumir que no debemos compararnos exclusivamente con el resto del Estado, sino también, y sobre todo, con nuestros socios europeos.

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